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8vo. Día. Chao puntos

  • Foto del escritor: Paula Vanessa Pastrana Cubillos
    Paula Vanessa Pastrana Cubillos
  • 23 sept 2017
  • 3 Min. de lectura

"Como una burbuja suspendida en el tiempo, un cielo azul, un balón y una sensación de libertad, volando en el viento" Mi paisaje perfecto.

Un noche con un sueño intermitente, 6 a.m y ya no puedo dormir más, de pronto es la ansiedad, ya casi es hora de la quitada de puntos y ruego porque no me duela. Además de la llegada de una persona muy importante para mí. 7 a.m, el pastillerio y por fin se acabó la vacuna, mi brazo está muy feliz. Me baño parada como una persona normal, me visto, organizo todo, salgo, me monto en el taxi y me dirijo a la consulta. Se me queda la pinche fruta y el hambre ataca. Una vez más, modelo como toda una profesional y al llegar al consultorio me encuentro a la señora que me toco calmar el día de mi operación, la que saco mi parte psicoLOCA; Saludo con toda la emoción, pues por lo menos no estoy sola en esto, ella me entiende. Al instante me pasan a un consultorio y una enfermera se preprara para la quitada de puntos. Fue algo muy dramático, estaba asustada, la enfermera riéndose de mi, me hace un ritual de limpieza y comenzamos, eran como quemonazos de 3 segundos, realmente pensé que se me iba a salir el corazón por ahí. Al terminar me dice que espere a pasar a consulta para revisión con el doctor. Salgo y me encuentro con el paraíso de las rodillas operadas, Saludos con miradas de ilusión, tranquilidad y entendimiento, al parecer nos cuadraron una reunión sin saber y parecíamos best friends forever y mientras cada uno hablaba de cada operación, no podía dejar de pensar en que solo faltaba una bola de luces, un buen perreo a poca luz y listo, la party de las rodillas biónicas. Imagínense el perreo con muletas, perfect. Llegó mi personita especial, entramos al consultorio, el médico me dice que todo está bien, me explica la gravedad de la cirugía, que tuvieron que perforar hasta el hueso, hacerle unas 6 suturas al menisco y otras cosas más que no entendí pero se que no fue nada bonito, que la pierna se ve muy bien y al parecer está reaccionando bien, que tome las cosas con calma y no me compare con ninguna otra operación, que cada una es diferente y requiere cuidados diferentes. Listo, apretón de manos y nos vemos en un mes. Salgo, me despido con nostalgia y aviso a un conocido que tuvo el detalle de recogerme y devolverme a mi hogar. Por si se preguntan como hago para transportarme en un carro con la pierna, me toca irme siempre atrás con las piernas estiradas, pues todavía no puedo asentar la pierna ni doblarla casi y rogar que no pasemos por ningún hueco, cuando pasa, siento que se me va a explotar o algo así.

Llegamos, comemos algo, llega una de las bbys, cuadramos el almuerzo, hago los ejercicios, me pongo hielo y nos dormimos un buen rato. Me despierta el dolor en el aductor, llega la otra bby, hablamos, reímos, comemos, vuelvo a hacer los ejercicios, más hielo y me entran los antojos, pero no puedo comer lacteos, fritos, dulce, sal, NI AGUA. Gracias efecto colita rebelde. Salen a comprarme pan y pizza para ellas, llegan, comemos, me tomo mi aromática, me cepillo y listo. Hoy me siento mejor, salí un poco triste de la consulta pero bueno, no duro mucho ese drama ridículo. Ridículo por lo que me hace sentir, ofensa para él no para el que lo siente, ojo. El médico me sugirió tomar el pastillerío solo si sentía dolor o alguna molestia, así que terminaré las que me quedan y adiós. Fue un buen día, creo que por fin hoy dormiré tranquila y más feliz. Te sigo extrañando madre, no creas que no. "No retrocedo, vuelvo más fuerte"

 
 
 

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