21vo. Día
- Paula Vanessa Pastrana Cubillos
- 7 oct 2017
- 3 Min. de lectura
“El sudor cayendo sobre mi cuerpo, mis piernas temblando, el corazón a mil, a punto de desfallecer, cierro los ojos y vuelve, vuelve esa sensación de tener el balón en mis pies, esa sensación de correr y sentirme invencible, de tener el mundo en mis manos y volar, sentir el constante sube y baja, y ser yo, ser feliz”

9 a.m y yo durmiendo como una bebe, pero no, tenía que hacerlo, la ridiculísima me despertó, diciéndome que Jose había escrito que la terapia era a las 10 a.m y ¡ahhhhhhh, ok! Se levantó y se bañó, mientras yo intentaba dormir un rato más, pero que va, moría de hambre y no podía seguir yéndome sin desayunar, así que, como toda una chef profesional, saqué los ingredientes, los dividí, organicé, los puse en el recipiente mágico y ¡BOM!, el sándwich estaba listo. Si, lo siento bby, copié el plato de la casa, te extraño, las extraño. Comimos, la odisea del baño aquel, me organicé, salimos, el taxi fan, 2 minutos para las 10 a.m y listo. Jose hoy me rompió el corazón, no me puso ni corriente ni me hizo masaje antes de empezar los ejercicios, me mandó a hacer una rutina sin ni un hola, pero bueno, ni quería, ridículo que es. Empecé en una colchoneta en el piso a hacer los ejercicios de flexión, luego boca abajo a empujarse a la pared con el balón en los pies flexionando, lloré, pataleé y le dije a Jose que ya no podía más, que me dolía demasiado y que mi pierna estaba deprimida por su maltrato, entonces Jose se sintió mal, me dijo que no hiciera más ese ejercicio y que al final me hacia un super masaje. ¡Es el mejor! Comencé a hacer máquinas y entre cada serie, una serie de abdominal; me puso 1243564 kilos y 1234253 series de 21334546 repeticiones, me sentía super paula, mis aductores a punto de estallar y Jose: “Hágale que eso no es nada”, osea, yo sé, solo es para no humillarlo, ridículo. Después me puso dos pesas en la pierna biónica y el mismo ejercicio de ayer, suba, baje y fuerce un poquito la flexión, como 3 horas en el mismo ejercicio y yo totalmente elevada, no podía dejar de pensar y preguntarme que tenía que aprender de esta situación, algo tiene que haber y en lo que vendrá para mí, que aunque no lo crean y muchos digan que se acabó esto para mí; sé que lo que viene es mejor y que tenía que pasar esto, para que pase lo que va a pasar, espero no enredarlos, pero es lo que siento y sé que así será. Listo, terminé y me senté en un butaquito que tenía para descansar, me tocaba esperar a que Jose terminara de hacer masajes y vainas con los que tenía en las camillas, mientras su super música románticona sonaba y yo seguía más allá que acá, ensimismada en pensamientos y recuerdos, de cada partido, cada jugada, cada error y cada triunfo que había vivido dentro y fuera de las canchas, y sigo diciéndolo y sosteniéndolo, el fútbol es lo mejor que me ha pasado en la vida, ha sido mi refugió, mi confidente, mi mejor profesor y lo que me ha hecho lo que soy, día a día conociéndome y reescribiéndome como persona, y jugadora, que al final, es lo mismo, la mejor forma de conocer a alguien es verlo jugando fútbol, obviamente si la persona tiene la pasión por este deporte, pues siempre entregará lo mejor y se mostrará tal cual. Finalmente, Jose me hizo mi super masaje, un “no me extrañes” y chao. Llamé a un taxista para que nos recogiera, esperamos como 10 minutos hablando paja y listo, pal palaceins. Llegamos casi a la 1 p.m, mis terapias cada vez duran más, creo que soy muy lenta o no sé pero me gusta, me siento super Paula, a pesar del dolor. Almorcé, me puse a escribir el blog de ayer pero me distraje porque comencé a hablar con las peladas sobre juegos antiguos y me acordé de un juego llamado liong King que fue lo mejor de mi infancia, lo jugaba mucho con el enano, un primito que es como un hermano para mí, no teníamos play ni nada parecido, solo un computador MUY viejo, a blanco y negro de un tío ciego, si, un tío ciego, que cuando nos escuchaba dándole chuzo a ese teclado, iba corriendo a regañarnos y como no nos dejaba jugar, comenzábamos a moverle el mouse o el teclado, cualquier cosa nos inventábamos y no sé, nunca supe como coños lo usaba pero si, lo usaba y bastante. Me la pasé jugando, escribiendo, pensando y llorando, estoy loca, el fútbol me va a enloquecer. Me dormí, escribí una parte del blog y volví a dormir.

“No retrocedo, vuelvo mas fuerte”
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