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31vo. Día.

  • Foto del escritor: Paula Vanessa Pastrana Cubillos
    Paula Vanessa Pastrana Cubillos
  • 17 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

“Entre más lejos, más nos extrañarás” Mi mamá y su sonrisa nostálgica.

11:00 a.m y vuelve a jugar, baja la fiera y comienza con su intensidad de querer ir a piscina y aja, nos levantó y le dijimos que “más tarde”, subimos, el hambre nos tenía listas, terminamos haciendo una parte del almuerzo y yo mis pancakes, como 1234565 horas para 6 pancakes y yo en una asiento, haciéndolos en la estufa, hermosa, ¿no?, terminé, la ridiculísima compro arequipe y listo, a almorzar, 3 granos de arroz con dos pedacitos de “pescado” y 2 pancakes con arequipe, ¡perfect!, además de casi caerme como 213456 veces y de haber sudado como nunca, no volveré a subir. Bajamos, nos alistamos para ir a la famosa “piscina”, cuadré mi terapia para las 4 pm, salimos, taxi fan, llegamos, 3 barras la entrada y 4 con tobogán, entramos y bueh, más personas que piscina, me tocó sentarme y verlas de lejos, porque de solo imaginarme que alguien me cayera en la pierna, nonono, no quiero sacar mi parte chuky y coger a muletazos a alguien, déjame quietica sentadita. Y fui feliz, aunque no lo crean, mientras estuve sentada, recordé muchísimas cosas, lo feliz que era en cualquier piscina, así hubieran más orines que agua limpia, no importaba nada, ni que con que nos metíamos, ¡nada!, solo ¡hágale pa’ entro!, uno se sentía el mejor nadador del mundo, la sirena más linda, el pulpo más poderoso y el tiburón más feroz, las mil tipo de llevas acuáticas existentes, las mil formas de tirarse elegantemente y en fin, muchísimos recuerdos llenos de felicidad, además de buscar la super pasarela que todas veían y yo no podía, pero creo que la principal estaba cerca de donde yo estaba sentada, porque por ahí era donde más desfilaban y joda, que envidia ey, quiero aprender, quiero ser como ellas, algún día, aunque creo que mis muletas me harían ver más sexy, haré tendencia. Y pues no, los ridículos son ustedes por imaginarlo, nada que ver, después enamoro mucho y no aguanta, no quiero romper más corazones, osea. Las señoritas como que se aburrieron, se salieron y nos fuimos, me dejaron en la terapia y ¡chao pescao’!, entre, Jose estaba medio dormido, masaje, corriente, maquinas, según él ya me cuidó el menisco un mes y ya no puede hacerlo más, ya empezamos el trabajo duro y sí, me sacó la #$%&, me puso un ejercicio en el que casi lloró, sentí que caminaba por un momento, era estar parada y estirar lo más que pudiera la pierna, fue perfecto. Terminé, me alimentó, me hizo un masaje y pal’ palacín. Llegué, hablé con mi familia, después entré al cuarto y aja, como que tengo dos novias por acá porque comenzaron a preguntar qué porque llegaba tan tarde, que me habían dejado a las 4 y eran como las 11, y bueh, les di besitos y abrasitos para contentarlas, yo sé que no pueden vivir sin mí, que soy la mejor y me aman mucho. Me da risa leer lo anterior, ridícula yo. En fin, me habían guardado comida, las amo más, me bañé, salí, me puse hielo y me quedé dormida así, medio acobijada, literalmente morí.

“No retrocedo, vuelvo más fuerte”

 
 
 

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