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33vo. Día. ¡Chao muletassssssss!

  • Foto del escritor: Paula Vanessa Pastrana Cubillos
    Paula Vanessa Pastrana Cubillos
  • 19 oct 2017
  • 4 Min. de lectura

“Cueste lo que me cueste volveré y no solo para ser la mejor, sino para hacer de mi equipo, el mejor”

Después de no haber dormido casi, porque el aire anda de bipolar, que sí, que no, que chupen calor, que chupen frio, joda, una mujer más. 5 a.m y me desperté como si nada, le gané a la alarma, me eché una pereciada bien buena y pal’ baño, me organicé, desayuné mi chocolisto con galletas y nugets de milo, si, Paula la gorda, ¿y qué?, tengo que aprovechar que ahora no engordo no sé porque, eche, tengo derecho a ser feliz, ridículos todos, envidiosos. No me podía ir sin hacer reguero, me cepillé, cogí mi super mochila que pesaba más que yo y pal’ terminal. Llegué, compre el pasajeins y pal’ buseins, y como siempre, comenzaron los fans a perseguirme, joda y eso que tenía sudadera, me ayudaron con las muletas mientras yo me subía de espalda, poniendo todo el peso en mis brazos y riéndome interiormente de la cara de todos viéndome en esas, creo que me imaginaron morir de mil formas y pues no, ridículos. Me senté en el puesto detrás del conductor y casi que no me logro acomodar, esta pierna es muy exigente, eche, se cree pupy, nada que ver. Me logré dormir, me despertó el celular, el dolor se alborotó, casi lo tiró por la ventana, me volví a dormir y listo. 9 a.m en punto, tenía 20 minutos para llegar a la cita de control, así que intente muletear lo más rápido que podía porque la terminal estaba lejos del lugar y no podía llegar tarde, así que imagínenme muleteando por toda la terminal, todo el mundo enamorándose y la pinche pierna brava por haberla despertado, quería seguir durmiendo, me salió más rebelde que yo y pues no, eche. Cogí el taxi y logré llegar super puntual a la cita, me acerqué a recepción, pagué y listo, a sentarse y esperar, cada segundo era un siglo, pinche ansiedad, ¿qué me irá a decir?, ¿podré caminar?, ¿me habré jodido algo?, aja, ¿mil horas qué?, fui la primera en llegar, ha pasado media hora y nimier, me voy de esta #$%&%, igual ni quería, me voy a meter a ese consultorio, eche, que me moche la pierna ya, tanta vaina; y cuando menos pensaba “Paula puede seguir”, eche, ya me iba a ir, solo porque insiste. No había terminado de hablar cuando ya estaba allá adentro y escuché las palabras más hermosas que pude haber escuchado en mi vida: “necesito que me comiences a apoyar, comienza a caminar”, ya las iba a tirar por la ventana, lo juro, pero aja, no podía demostrar tanto, “compostura” como dice mi madre. Te extraño madre. El medico recibe una llamada y después de un ratico me mira, y me dice que me siente, pues no, osea, quiero caminar, hasta que no me enseñe a caminar no me siento, eche. Obvio no le dije así, pero sí que quería caminar y no me podía sentar hasta hacerlo, se rio, colgó y me mandó a la camilla, casi me parte la rodilla con los movimientos que me hizo, me revisó la flexión, me dijo que estaba quedada con la flexión y a puej, ¿quién los entiende?, todos me dicen cosas diferentes y hasta ellos mismos se contradicen, pero bueno, le expliqué todo lo que me decía el cuerpo médico del equipo, me puse los zapatos y me enseñó a caminar, apenas dí el primer paso se me fue la pierna, parece una pierna de anciana, fue horrible, entonces me mandó a caminar con una sola, para el equilibrio mientras cogía confianza, pero que ya debía soltarlas, que iba muy bien, la rodilla estaba muy firme y que ahora que comenzara a caminar, el músculo iba a volver, pero que trabajara la flexión ahora sí y que comenzara trabajos en piscina. No se imaginan la felicidad cuando caminé, se me aguaron los ojos y todo, cule de vieja ridícula, hasta el médico me miro como que ¿en serio?, ridícula y pues sí, llevaba un mes y una semana con muletas, y me sentí como un niño con juguete nuevo, aunque el dolor ahora es más fuerte, no me importa, estoy que me camino el mundo. Salí feliz de la vida, riéndome sola y con ganas de todo, que emoción, hace rato no me sentía tan feliz, cogí un taxi y me fui para donde las bbys al cuadrado, osea, no me podía ir sin verlas, me negrearon el plato de la casa pero la bby chef me hizo un plato especial de almuerzo, la comida más rica, hablamos damier un rato, se fueron, me quedé un rato disfrutando de la vista, escuchando música y comiendo choclitos, casi me quedo dormida, pero no, tenía que volver a Barrancabermeja, no me podía quedar y perder otro día de terapia, así que con el sueño encima me levanté, organicé, cogí un taxi fan y pal’ terminal. Me quedé fundida en el taxi y cuando abro los ojos no sé dónde mierda estaba, resulta que el taxi fan quedó tan enamorado de mi pierna, que hasta había entendido mal y me había llevado no sé a dónde, en fin, se devolvió, cogío rumbo al terminal, llegamos casi me cobra esta vida y la otra, me enchuquizé y le di lo que siempre me habían cobrado, me bajé, compré el tiquete, me conseguí otro fan, bajé y esperé 20 minutos a que llegara el bus. Llegó, esperé a que todo el mundo se montara, ya no sabía qué hacer con las muletas, me estorbaban, me monté y que puesto tan incómodo, no me hallaba, ya estaba desesperada y el bus no había ni arrancado, que suerte la mía, ¿no?, después de un rato logré acomodarme no se ni cómo, el sueño me venció y logré fundirme, hasta que me desperté, no sé por qué y al rato llegamos, joda, casi que no, me bajé, otro taxi fan y pal’ palaceins.

Casi no llego, que viaje tan largo y pesado, pero ya puedo caminar y soy feliz, subí, saludé a la fiera, miramos que íbamos a comer, bajé, me bañé, comimos, casi me da calambre en el gemelo, me hice masaje, vimos pelis y cuando por fin estaban dando una de miedo, al ratico de haber empezado me cogió el sueño y ya, lista, caí muerta, literal.

“No retrocedo, vuelvo más fuerte”

 
 
 

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