37 vo. Día
- Paula Vanessa Pastrana Cubillos
- 23 oct 2017
- 2 Min. de lectura
“Las manos de mi madre, mi mejor antídoto”
Abro el ojo, 7 a.m, intento dormir pero es en vano, con el cansancio todavía al tope y sin hambre, nos ponemos a ver televisión, desayunamos lo que nos quedó de la picada de esta madrugada, me comí dos pedazos de pollo y me dieron nauseas, me pongo a escribir el blog de ayer, termino y comenzamos a pensar en que almorzar, aunque yo no tenía para nada apetito, parecía como cuando uno está entusao’, sin ganas de nada y como medio enfermo. 12:45 p.m y ya mi fan #1 no podía del hambre, aunque lo intentaba ocultar por no hacerme mover del cuarto, nos bañamos, cambiamos y salimos al centro comercial a almorzar. Llegamos, decidimos comer en Q’bano, comí muy poco y sin ganas, el estómago me estaba matando otra vez, así que terminamos y nos empacaron lo que había dejado de mi super sándwich. Caminamos hasta el palacín, llegamos y pa’ la cama, parecía una viejita, me dolia todo tanto física como interiormente, creo que me había intoxicado o talvez era el cansancio. El resto del día además de trabajar la flexión y llorar, me la pasé vomitando, con dolor de cabeza, dolor de estómago, debilidad, dolor en todo el cuerpo y durmiendo por ratos para huirle al dolor. Quería a mi mamá, la quería a mi lado, sobándome el estómago, poniéndome un trapito en la cabeza, dándome su sopita mágica de amor y diciéndome: “todo va a estar bien mi amor” y queriendo dormir conmigo así yo la echara del cuarto, porque me creía niña grande y pues no, soy su bebe. Adí que me decidí a llamarla y contarle que estaba mal, se angustió disimuladamente, me dijo que hiciera unas vainas, de esos remedios de mamá y listo, que más tarde me llamaba. ¡Mamita cuanto te extraño!

9 p.m y mi fan ya debía volver a su ciudad, así que bajamos, nos despedimos y yo volví a mi cuarto con las peladas. Mi mamá me llamó, hablamos y me sentí como una niña de 4 años, una bebe hablándole a su mamita, después de tanto pechiche, instrucciones e insistidera porque me vaya rápido, le digo: “¿y si estuviera en otro país?” y me enamoró con su respuesta: “Pues tu mamita se va para el otro país a cuidar a su muñeca”, y bueh, Super Paula murió, se llamaba, ahora era aquella niña de 4 años que se ponía la ropa de su mamá, sus tacones y le hacía show cada vez que salía a trabajar porque no quería extrañarla más. Al ratico de ya estar acostada se comenzó a calmar el malestar, la fiebre se fue, la debilidad también y hasta el dolor de estómago, creo que la pasta hizo efecto. Al rato me dormí y listo, ¡sale pa’ pintura!
“No retrocedo, vuelvo más fuerte”
Commentaires